Acaba de entrar en la menopausia y, entre todas las molestias relacionadas con este periodo, experimenta una sensación de picor o arenilla en los ojos. ¿Tiene los ojos enrojecidos, irritados o secos? Si la respuesta es sí, probablemente padezca sequedad ocular.
En la mujer, la menopausia supone el fin del periodo reproductivo. Este periodo es conocido por ir acompañado de numerosas molestias: sofocos, aumento de peso, insomnio, caída del cabello, incontinencia urinaria, irritabilidad, fatiga, sequedad cutánea, vaginal y ocular… Algunas mujeres no presentarán nunca estos síntomas, ya que la menopausia se manifiesta de forma distinta en cada mujer. Los desarrollan 3 de 4 mujeres.
La sequedad ocular y la edad
De media, la menopausia tiene lugar a los 51 años, una edad a la que hombres y mujeres se ven ya afectados por el envejecimiento celular. A partir de los 40 años, la producción de lágrimas disminuye notablemente y las glándulas lagrimales se atrofian, lo que reduce la hidratación ocular. Además, las glándulas de Meibomio se obstruyen o desaparecen, por lo que ya no se secreta la película lipídica.
A medida que cumplimos años, existe más riesgo de contraer enfermedades que pueden requerir medicación. Estos fármacos pueden tener como efecto secundario una intensificación de la sequedad ocular. Los antidepresivos para el tratamiento de la ansiedad, los somníferos en el caso del insomnio y la quimioterapia para el tratamiento del cáncer son factores que agravan el fenómeno de la sequedad ocular.
La sequedad ocular y la menopausia
Las mujeres de más de 50 años se encuentran doblemente expuestas porque, además del proceso normal de envejecimiento, también se ven afectadas por la menopausia. Más allá de los 50, el ciclo menstrual natural de la mujer se detiene. La producción de dos hormonas (estrógenos y progesterona, que intervienen en el ciclo reproductivo) se ralentiza, lo que marca el final de la actividad ovárica.
La disminución de estrógenos entraña una reducción de los niveles de colágeno y elastina, lo que provoca un fenómeno de sequedad generalizada: cutánea, vaginal y ocular. La producción de las glándulas lagrimales se ve afectada por esta disminución de los estrógenos. El 60 % de las mujeres presentan este síndrome en la menopausia, que constituye el segundo síntoma tras los sofocos.
Algunos consejos y recomendaciones para reducir la sequedad ocular
Para reducir los efectos de las molestias de la menopausia, y más concretamente de la sequedad ocular asociada a la menopausia, puede hacer cambios en su dieta y estilo de vida:
Consuma alimentos ricos en fitoestrógenos, omega 3, vitaminas A, C y D y micronutrientes:
- Los fitoestrógenos poseen una acción similar a la de las hormonas femeninas, aunque menos potente: lúpulo, semillas de lino…
- Los ácidos grasos omega 3: no solo parecen actuar sobre los sofocos, sino que también podrían ayudar a reducir los riesgos cardiovasculares y a prevenir la degeneración macular asociada a la edad. Son necesarios para el funcionamiento de la retina y contribuyen a una buena hidratación del ojo, además de actuar sobre las glándulas de Meibomio. Se encuentra en pescados como el salmón, la caballa, las sardinas o los arenques, así como en la yema de huevo y en los frutos secos, como nueces y avellanas…
- Vitamina A: se encuentran en hortalizas de colores distintos al verde, como zanahorias, berenjenas, pimientos y tomates.
- Vitamina C: cítricos, kiwi, perejil.
- Vitamina D
- Zinc
Siga un estilo de vida saludable
- Hidrátese: durante la menopausia, las mujeres se deshidratan, y esta deshidratación afecta a los ojos. Beba 1,5 l de agua al día.
- Duerma bien.
- Haga ejercicio físico.
- Evite trabajar demasiado tiempo delante de la pantalla.
- Evite el humo del tabaco.
- Cuide sus ojos:
- Estimule las glándulas de Meibomio parpadeando frecuentemente.
- Aplíquese un antifaz o compresa caliente sobre los párpados durante entre 5 y 10 minutos.
- Después de 6 minutos, parpadee bajo la máscara de 3 a 5 veces, parpadeando completamente.
- Protéjase del viento y del sol, y evite permanecer en salas con la calefacción o el aire acondicionado demasiado altos.
- Utilice un humidificador.
EN CASO DE PADECER TRASTORNOS RELACIONADOS CON LA SEQUEDAD OCULAR, CONSULTE A UN OFTALMÓLOGO.