¿También usted ha sufrido picores, irritación o sensación de arenilla en los ojos al fumar o estar en contacto con fumadores?
En el mundo, hay 1 300 millones de fumadores habituales. Los estragos del tabaco sobre los pulmones o el corazón son de sobra conocidos, pero no tanto sus consecuencias para los ojos. Y, sin embargo, los estudios demuestran que el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades oculares es mayor en el caso de los fumadores. De hecho, fumar también afecta a la salud de los ojos y los fumadores tienen dos veces más probabilidades de padecer ojo seco que las personas no fumadoras.
¿Por qué el tabaco irrita y reseca los ojos?
El humo de un cigarrillo contiene más de 7000 productos químicos y con efecto resecante. La sequedad ocular es sin duda la afección ocular más frecuente entre los fumadores, pues la composición del humo de un cigarrillo es particularmente irritante y resecante para los ojos.
Cada vez que parpadeamos, los párpados recubren el ojo con una capa protectora de lágrimas, la capa lipídica. Pero los productos químicos presentes en el humo pueden hacer que esta capa se descomponga y alterar la composición de las lágrimas. De hecho, el humo es un agente resecante que favorece la evaporación de las lágrimas, lo que irrita los ojos y ocasiona molestias, además de síntomas de sequedad ocular.
Hasta el hecho de ser fumador pasivo, es decir, simplemente estar junto a una persona que fuma, puede ocasionar síntomas de sequedad ocular. Algunas personas son muy sensibles a factores irritantes como el humo de un cigarrillo y presentan síntomas muy rápidamente. Estas personas también pueden desarrollar trastornos oculares como conjuntivitis, cuyo riesgo aumenta un 20 % al estar en entornos donde se fuma.
El humo del tabaco no solo hace que nos piquen los ojos… ¡también los daña!
¿Qué efecto tiene el humo en nuestras lágrimas?
Cada vez que parpadea, los párpados cubren el ojo con una capa protectora de lágrimas, la capa lipídica.
Las lágrimas tienen varias funciones y son esenciales para el buen funcionamiento de nuestros ojos:
- Garantizan una calidad de visión óptima
- Hidratan, nutren y oxigenan la córnea
- Protegen los ojos contra las infecciones
Las sustancias químicas del tabaco pueden romper la capa lipídica y cambiar la composición de las lágrimas. Se produce un desequilibrio de las lágrimas y es probable que sufra la enfermedad del ojo seco, que puede causar irritación, alergias, tensión ocular o escozor. Pero el humo del tabaco no sólo pica los ojos, sino que también los daña.
¿Qué otras enfermedades oculares están relacionadas con el consumo de tabaco?
Las sustancias químicas que contiene el tabaco penetran en los ojos por los vasos sanguíneos. Estas sustancias dificultan el riego sanguíneo a los ojos, lo que reduce la cantidad de antioxidantes. A más largo plazo, esto aumenta los riesgos de presentar otras enfermedades oculares.
- Uveítis: las personas fumadoras tienen un riesgo dos veces mayor de desarrollar esta inflamación de la úvea, que daña las estructuras del ojo y puede dar lugar a la formación de cataratas, glaucomas, desprendimientos de retina o incluso ceguera.
- Retinopatía: en personas diabéticas, el tabaco puede aumentar los riesgos de retinopatía. Esta afección se produce cuando los diminutos vasos sanguíneos de la retina del ojo se debilitan o se hinchan, lo que, entre otras consecuencias, hace que se produzcan escapes de sangre y que se formen nuevos vasos sanguíneos. La visión se vuelve borrosa y se llena de manchas oscuras. Si no se trata, esta enfermedad puede incluso ocasionar ceguera. Además del tabaco, otros factores de riesgo importantes son la hipertensión arterial y el consumo de alcohol durante el embarazo.
- DMAE (degeneración macular asociada a la edad): esta enfermedad afecta a la mácula, una pequeña parte de la retina responsable de la visión central. Esta se vuelve borrosa, mientras que la visión lateral o periférica permanece intacta. Además de estar asociada al envejecimiento, los fumadores tienen entre 2 y 4 veces más probabilidades de desarrollarla, pues el tabaco destruye los microvasos de la retina y, además, reduce los niveles de antioxidantes que habitualmente protegen esta parte del ojo.
- Cataratas: son consecuencia de la opacificación parcial o total del cristalino, que se caracteriza por una reducción progresiva de la visión. Los fumadores tienen dos veces más probabilidad de desarrollar cataratas que los no fumadores. Además, las cataratas también pueden estar relacionadas con el envejecimiento, la herencia genética, una lesión o una enfermedad. Sin embargo, hay otros factores de riesgo de desarrollar cataratas, como un exceso de exposición a la radiación ultravioleta de la luz solar y la toma frecuente de ciertos fármacos.
- Las enfermedades oculares infantiles: las mujeres embarazadas que fuman transmiten toxinas peligrosas a la placenta, lo que puede dar lugar a nacimientos prematuros y altos índices de estrabismo, errores de refracción y problemas de la retina y relacionados con el nervio óptico en el bebé.
¿Qué buenos hábitos podemos adoptar para prevenir estos riesgos?
A continuación le ofrecemos algunos trucos y consejos:
- Dejar de fumar es una de las mejores cosas que podemos hacer para cuidar la vista.
- Si hay fumadores, los ojos deben protegerse con gafas.
- Utilizar lágrimas artificiales o geles para ojos secos para hidratar los ojos. Lo ideal es ponérselas antes de entrar en contacto con el humo para proteger los ojos y prevenir los síntomas.
- Limpie sus ojos inmediatamente después de entrar en contacto con el humo.
En todo caso, consultar a un profesional puede ayudarle a dejar de fumar y a encontrar el método más adecuado para su caso. Para obtener más información, consulte: https://www.mscbs.gob.es/ciudadanos/proteccionSalud/tabaco/ayuda.htm
No dude en leer más consejos en nuestro artículo de actualidad «La sequedad ocular y los hábitos de prevención»
EN CASO DE PADECER TRASTORNOS RELACIONADOS CON LA SEQUEDAD OCULAR, CONSULTE A UN OFTALMÓLOGO.