¿Ha experimentado alguna vez una sensación de arenilla, picor y quemazón durante sus vacaciones en la nieve? Si es así, tal vez padezca sequedad ocular.
¡Es hora de disfrutar de la nieve! Esquí, fondues, descanso… todo parece perfecto, ¡salvo para nuestros ojos! De hecho, las personas que sufren de sequedad ocular pueden pasarlo mal en los meses de invierno. El motivo es que el aire es seco y frío, lo que dificulta la lubricación e hidratación de los ojos. A esto se añade la acción del sol y del viento, con lo que aumenta el riesgo de desarrollar ojo seco.
¿Cuáles son los efectos del viento y del sol sobre nuestros ojos cuando estamos en la nieve?
El viento reseca los ojos más rápidamente. En consecuencia, las lágrimas que protegen la córnea se evaporan rápidamente y se intensifica la sensación de ojo seco. Además, cuando hace frío los ojos lloran más, pues secretamos más lágrimas para aislarlos mejor del frío. El problema está en que, al no tratarse de una secreción lagrimal normal, a la larga este fenómeno puede nublar la vista o dañar la córnea.
Si en condiciones normales el sol ya resulta peligroso para los ojos, en la nieve lo es aún más. De hecho, la reverberación de la luz ultravioleta (UV) que produce la nieve puede irritar la superficie ocular. Cabe señalar que la nieve refleja entre un 40 y un 90 % de la radiación UV y que el índice UV aumenta un 10 % cada 1000 metros de altitud. En estas circunstancias, los ojos desarrollan hipersensibilidad a la luz, por lo que podemos sentir picor y quemazón y podría producirse una inflamación ocular llamada queratitis.
Aunque no luzca el sol, los rayos UV atraviesan las nubes, por lo que debemos protegernos los ojos aunque veamos el cielo un poco nuboso.
Por eso, para proteger nuestros ojos lo mejor posible es imprescindible usar gafas de sol.
¿Cómo elegir bien unas gafas de sol?
Aunque solemos acordarnos más de llevarnos las gafas de sol cuando nos vamos de vacaciones en verano, también las necesitamos para ir a la nieve. Pero elegir unas gafas de sol no siempre es sencillo, dada la enorme oferta que existe en el mercado.
Para proteger al máximo nuestros ojos, es aconsejable fijarnos en el índice de protección o índice UV. Lo mejor es elegir unas gafas con un índice elevado, pues nos ofrecerán una buena protección.
Los bebés, niños pequeños y personas de ojos claros corren un mayor riesgo asociado a la exposición solar. Por tanto, deben contar con una óptima protección.
Además, habrá que elegir el tipo de cristal adecuado, lo cual dependerá del uso previsto. Lo mejor es optar por cristales de categoría 3 o 4, que garantizan una protección completa en montaña.
Los cristales de categoría 4 solo dejan pasar entre un 3 y un 8 % de la luz y están diseñados para actividades que se desarrollan bajo una fuerte exposición. Por ejemplo, está prohibido conducir con este tipo de cristales.
Por último, preste atención al color de los cristales. Aunque las gafas sean también un accesorio de moda, lo primero es la salud de nuestros ojos. Cuanto más oscuro sea el cristal, más los protegerá. Los tonos amarillos y anaranjados acentúan los relieves y los contrastes. Por eso, solo se recomiendan cuando hay niebla o para las últimas horas del día.
Para obtener más información, no dude en acudir a su óptica, donde le asesorarán para elegir sus gafas.
¿Cómo proteger nuestros ojos en la nieve?
- Hidrátese bien: al haber menos humedad, los ojos tendrán una carencia de agua, por lo que deberá hidratarse para compensar esta pérdida debida a la sequedad del aire (entre 1,5 y 2 litros de agua al día, aproximadamente).
- Son preferibles las gafas de sol envolventes, que evitan los efectos resecantes del viento y del sol.
- No ponga la calefacción demasiado alta cuando vuelva a la habitación al final del día: basta con una temperatura comprendida entre 19 °C y 21 °C. Si la calefacción está demasiado alta, los ojos se secarán más.
- Acuérdese de parpadear para favorecer que las lágrimas se distribuyan totalmente por el ojo.
- Utilice gotas oftálmicas para hidratar sus ojos y compensar la falta de lágrimas naturales.
- Evite usar lentes de contacto o limite su tiempo de uso.
Para obtener más información, consulte el artículo sobre «la sequedad ocular y los hábitos de prevención».
EN CASO DE PADECER TRASTORNOS RELACIONADOS CON LA SEQUEDAD OCULAR, CONSULTE A UN OFTALMÓLOGO.